Por siempre la combinación audiovisual ha cautivado a la audiencia y es tanto su poder que muchas personas se dedican en las tandas comerciales a observar detenidamente a los mismos; y aquellas personas, seguidamente, los comentan, y ciertas acciones las adoptan como parte de su comportamiento (al menos temporalmente). Clásicos son: el “le saco la sal”, “yo me baño en la playa” o “quiero hacer pipi en el baño de carlitos”.
Pero, buscando más maneras de comunicar un concepto, es que entraron en juego ciertas acciones publicitarias, con el objetivo de atraer, y que por supuesto junto con agradar, gusten a la gente. Estas acciones encajarían dentro del denominado Marketing de Experiencias; y es que gracias a este tipo de marketing, las herramientas publicitarias dejaron de explotar los sentidos de la vista y la audición solamente. Con la experiencia, la cual se relaciona con vivir, sentir y participar en una acción o actividad publicitaria, los sentidos del olfato, el tacto y el gusto comenzaron a ser valorados y utilizados. Y no me refiero a la simple prueba de un producto, lo cual ya está obsoleto en esta era de marcas. Me refiero a acciones o activaciones como las que hizo Pepsodent con el “Besarte” o como las que hizo Drive con “Mancharte”. Cómo olvidar a las más de 9000 personas que fuimos al frontis del Museo Bellas Artes a besarnos, y que por lo demás lograron batir el record por la gran cantidad de asistentes besándose al mismo tiempo. Y siempre los niños van a recordar cuando fueron a pintar un lienzo gigante, junto al profesor Rosa, al ex ínter comunal. ¿Por qué?, porque manchándose se aprende.
Son estos tipos de acciones, las que cumpliendo con ciertas características como resonancia mediática, convocatoria masiva, actividad atractiva, gran presencia de marca, entre otras; estoy segura que aportarían para que la marca logre reconocimiento: las personas que viven la experiencia siempre la van a recordar, y aquellos que no, les va a llegar la noticia, ya sea por el marketing boca a boca o por los mismos medios que difunden la actividad.
Entonces, por qué si este tipo de comunicación publicitaria tiene gran potencial, son tan pocas las marcas que lo han utilizado. Yo, como publicista siempre busco una forma diferente o poco recurrente de comunicar para una marca; y como persona siempre estoy deseosa de actividades que nos saquen fuera de la rutina y del estrés que en cualquier metrópolis existe y que estamos habituados.
Este articulo, es una invitación para que los publicitas sigamos apostando por lo diferente, novedoso, efectivo, y por en este caso, la experiencia.
Laura Farotto Martínez
